Primero vino el vapor y las primeras máquinas que mecanizaron parte del trabajo que hicieron nuestros antepasados. Lo siguiente fue la electricidad, la línea de montaje y el nacimiento de la producción en masa. La tercera era de la industria se produjo con el advenimiento de las computadoras y los inicios de la automatización, cuando los robots y las máquinas comenzaron a reemplazar a los trabajadores humanos en esas líneas de ensamblaje.
Y ahora ingresamos a la Industria 4.0, en la que las computadoras y la automatización se unirán de una forma completamente nueva, con la robótica conectada de forma remota a los sistemas informáticos equipados con algoritmos de aprendizaje automático que pueden aprender y controlar la robótica con muy poca información de operadores humanos.
La Industria 4.0 introduce lo que se ha llamado la “fábrica inteligente”, en la cual los sistemas cibernéticos monitorean los procesos físicos de la fábrica y toman decisiones descentralizadas. Los sistemas físicos se convierten en Internet de las Cosas, comunicándose y cooperando entre sí y con los seres humanos en tiempo real a través de la red inalámbrica.
Pero al igual que con cualquier cambio importante, existen desafíos inherentes a la adopción de un modelo de la Industria 4.0:
Además, existe una falta sistémica de experiencia y mano de obra para crear e implementar estos sistemas, por no mencionar la renuencia general de las partes interesadas e inversionistas a invertir fuertemente en nuevas tecnologías.
Pero los beneficios de un modelo de la Industria 4.0 podrían superar las preocupaciones de muchas instalaciones de producción. En entornos de trabajo muy peligrosos, la salud y la seguridad de los trabajadores humanos podrían mejorarse drásticamente. Las cadenas de suministro podrían controlarse más fácilmente cuando hay datos en cada nivel del proceso de fabricación y entrega. El control informático podría producir una productividad y resultados mucho más confiables y consistentes. Y los resultados para muchas empresas podrían ser mayores ingresos, participación de mercado y ganancias.
Los informes incluso han sugerido que los mercados emergentes como India podrían beneficiarse enormemente de las prácticas de la Industria 4.0, y la ciudad de Cincinnati, Ohio, se ha declarado a sí misma como una “ciudad de demostración de la Industria 4.0” para alentar la inversión y la innovación en el sector manufacturero allí.
La pregunta, entonces, no es si la Industria 4.0 está llegando, sino qué tan rápido. Al igual que con el big data y otras tendencias de negocios, los primeros adoptadores serán recompensados por su valor lanzándose a esta nueva tecnología, y aquellos que evitan el cambio se vuelven irrelevantes y se quedan atrás.
Bernard Marr para Forbes